Y cuando nació mi Alegría, la alcé en brazos y subí con ella a la azotea de mi casa, a gritar:
- ¡Venid, vecinos! ¡Venid a ver! Porque hoy ha nacido mi Alegría: venid a contemplar este ser placentero que ríe bajo el sol.
Pero qué grande mi sorpresa porque ningún vecino mío acudió a contemplar mi Alegría.
Y todos los días, durante siete lunas, proclamé el advenimiento de mi Alegría desde la azotea de mi casa, pero nadie quiso escucharme. Y mi Alegría y yo estábamos solos, sin nadie que fuera a visitarnos.
Luego, mi Alegría palideció y enfermó de hastío, pues sólo yo gozaba de su hermosura, y sólo mis labios besaban sus labios.
Luego, mi Alegría murió, de soledad y aislamiento.
Gibran Jalil Gibran - "El loco" (1918)
martes, 21 de septiembre de 2010
domingo, 19 de septiembre de 2010
Ayer
Y yo ayer leía la entrada del 10 de diciembre de 2007 y pensaba qué triste es...
Qué triste es, no el hecho de no poder escribir cosas como esa, sino qué triste es el ser incapaz de sentirlas.
Qué triste es, no el hecho de no poder escribir cosas como esa, sino qué triste es el ser incapaz de sentirlas.
domingo, 5 de septiembre de 2010
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