miércoles, 25 de junio de 2008

Resignación

Mi gladiadora.
Casi me arranca la cabeza cuando me agarra y me besa tan fuerte que casi me ahoga.
Una explosión que borra todos los tristes años grises que han pasado desde esa noche salvaje en la que fue mía hasta el día de hoy.
Siempre te querré, pequeña.
Siempre...
...y nunca.
[...]
Esta pasión, nena, nos va a abrasar.
En este mundo no hay cabida para nuestra pasión.
Mi gladiadora. Mi valkiria.
Siempre serás mía.
Siempre...
...y nunca.


Sin City

sábado, 14 de junio de 2008

Diplomacia

Hay cosas por las que no puedes alegrarte, o no debes hacerlo, o simplemente no debes demostrar que te alegras. Es una simple cuestión de guardar las formas o, lo que es lo mismo, fingir lo que realmente sientes porque no "está bien" expresarlo.
Pues bien, este es uno de esos momentos.
Hoy acabo de llevarme una alegría (sospechada, por cierto) de esas que no se pueden celebrar, así que esta será mi manera de compartir mi felicidad.
Por supuesto, no puedo dar más detalles, aunque ya todos sabéis a qué me refiero.
Simplemente diré que, para mí, hoy es un gran día...

PD: ¿Qué le vamos a hacer? Nadie es perfecto...
Todo el mundo tiene un pequeño rincón oscuro en su interior, aunque mandaré muy lejos el mío y volveré a llenar de luz mis adentros, como siempre han estado y deben seguir...

miércoles, 11 de junio de 2008

Historia de una gota

Era una noche cálida y húmeda, como cualquier noche de junio. Una noche como otra, con una pequeña luna menguante que apenas iluminaba un cielo salpicado de minúsculas estrellas.
Yo me había tumbado en el tejado, como tantas otras veces, simplemente para ver pasar el tiempo. Me gusta mirar el cielo de noche: contar estrellas, jugar a buscar las imágenes que forman, sentir el calor de la luna sobre mi cara. Adoro los tonos azulados que adquieren las sombras cuando las observas con la fascinación del que no pertenece a este mundo.
Cerré los ojos y me limité a mecerme con el lejano murmullo de los ruidos de la ciudad hasta que al cabo de unos minutos, cuando conseguí fundirme con la noche, llegó el silencio.
Nada. Sólo el suave vaivén de los pensamientos, delicados y sinuosos como las tenues olas de un mar en calma.
Y entonces, de la nada, llegó ella.
Cuando me hallaba tan cerca del cielo como de la tierra, cayó sobre mi frente una diminuta gota de agua.
Abrí los ojos y me incorporé, sobresaltado por ese imprevisto regalo del cielo. Levanté la cabeza, buscando una nube que explicara tan repentina aparición, pero la bóveda celeste seguía tan desnuda como cuando la observaba maravillado, tan sólo unos minutos antes.
Mientras exploraba ese techo cubierto de estrellas en busca de su origen, la gota fue resbalando por mi frente, pasó acariciando una de mis cejas y continuó bajando por mi nariz hasta que, estremecido por su recorrido, no pude soportar las cosquillas y la recogí con el dedo.
Intrigado, la observé a la luz de la luna. Me pareció increíble como, a pesar de su tamaño, toda la magnificencia de esa noche se reflejaba en ella, cubriéndola con los microscópicos reflejos en los que se convertían las estrellas. Era como un diminuto pozo que contenía lo mejor de cada brillo, sin perder ni un ápice de su intensidad natural.
Entonces, me sonrió. No sabría decir cómo, pero ciertamente percibí una sonrisa en aquella ínfima gota de agua que yacía apaciblemente sobre mi dedo.
La miraba encandilado, como quien ve sonreír a un recién nacido, pero me di cuenta de que aquella gota no había nacido hoy para mí, sino que era tan antigua como las estrellas que nos observaban desde lo alto.
Sin palabras, me contó cómo había formado parte de un diminuto copo de nieve sobre el lomo de un oso polar, cómo había flotado durante siglos en la inmensidad del océano, cómo se había precipitado en forma de lluvia sobre el desierto, cómo había penetrado hasta las mismas entrañas de la tierra para luego volver a ver el cielo en el yacimiento de un manantial... Había resbalado por la cintura de hermosas faraonas y había sido gota de sudor en la frente de esclavos. Había sido destrucción en inundaciones y había sido paz en baños relajantes. Había besado los labios de los hombres y mujeres más bellos de todas las culturas que han poblado la tierra y había entrado en el corazón de otros tantos siendo la sangre de sus venas...
Comprendí que aquella diminuta gota contenía más sabiduría que cualquier biblioteca que hubiera podido conocer, que ningún maestro podría enseñarme tanto. Quería tenerla para siempre conmigo para ver el mundo a través de ella.
Seguí mirándola, tan fascinado descubriendo nuevas vidas, nuevos viajes realizados porque aquella pequeña porción de la eternidad, que ni siquiera me di cuenta de que había comenzado a llover...
De repente, sin más, otra gota golpeó mi dedo, apartándola de mi lado.
La busqué desesperado, rastreando entre la lluvia, pero fue imposible. Estaba rodeado por miles de gotas inertes, vacías, carentes de significado, pero no lograba encontrar mi gota.
La busqué al día siguiente, y al otro, y al otro, pero tampoco la encontré.
La seguí buscando durante todos los días desde entonces y no supe más de ella, pero estaba seguro de que la encontraría.
Hasta hoy.
Hoy la pude ver de nuevo como aquella primera noche, resbalando juguetona por tu nariz. La vi acariciar tu mejilla muy suavemente, acariciándote con la mayor ternura hasta que, buscando el destino más dulce, murió en tus labios.
Hoy vi esa gota convertida en lágrima. No de dolor ni de rabia, de pena o de tristeza, pero una lágrima al fin y al cabo...

miércoles, 4 de junio de 2008

Como un niño

Lo que parecía imposible va cogiendo forma poco a poco: cada vez estoy más cerca de volver a la escola d'estiu de Sedaví, con mi gente del año pasado.
No es demasiado dinero, son muchas horas y el trabajo es duro, pero todo eso vale la pena sólo por volver a sentirme niño durante un mes.
Por delante, cuatro semanas de juegos, excursiones, deporte y, sobretodo, diversión...

Los recuerdos de infancia son algo que no sólo nos acompañan durante el resto de la vida, sino que también marcan nuestro futuro. De hecho, en la gran mayoría de casos, el pasado suele renacer en el presente (la prueba la tenéis en estos últimos meses que habéis compartido conmigo).
Para mí es importante cada uno de esos recuerdos, cada ilusión; y la vida me ha enseñado que nunca es tarde para alcanzar un sueño.
Y ¿sabéis qué? Un sueño de la infancia no pierde ni una pizca de su valor cuando nos hacemos mayores, sino más bien al contrario: realmente ahora es cuando somos lo suficientemente maduros para vivirlo al máximo, apurando cada diminuta porción que lo compone.
Nadie dijo que con los años nuestros sueños fueran más fáciles de conseguir, ni siquiera que algún día consigamos alcanzarlos, pero os invito a todos a que lo intentéis.
Yo lo conseguí y os aseguro que fue lo más bonito que tuve nunca...

lunes, 2 de junio de 2008

Obsesiones



CBR 600F, pastillas de freno nuevas y unas Michelín Pilot Road 2...
...porque sólo un motero sabe por qué los perros sacan la cabeza por la ventanilla del coche

Y para los que no conozcáis el mundillo, aquí os dejo algunas de las frases moteras más utilizadas y su significado real:
“Será una salida de tranquis, no vamos de carreras”
(El último en llegar al restaurante paga el almuerzo)
“Parece que no va mal tu moto”
(Cabrón, casi me mato intentando seguir tu ritmo)
“Se me ha ido un poco de atrás”
(Vaya cruzada me he marcado, he dejado la curva pintada con goma)
“No ha estado mal este último tramo de curvas”
(Estamos vivos de milagro)
“Ah, pues yo no he visto la ardilla”
(Cómo coño me voy a fijar en un puto roedor a esta velocidad)
“Parece cómoda tu nueva moto”
(Menuda lavadora con ruedas te has comprado)
“Tienes el neumático trasero cuadrado”
(Nenaza, déjate de tanta autopista y vente a hacer unas curvas)
“Para viajar lo importante no es correr sino mantener una velocidad de crucero estable”
(Como sigamos a este ritmo voy a estar una semana con las cervicales dobladas)
“Quedamos mañana a las 8:30 con todo listo para salir”
(Al que se vuelva a presentar con el depósito vacío le corto las pelotas)
“Vosotros ir tirando, que yo voy a mi ritmo”
(Prefiero no estar cerca cuando el primero se vaya al suelo)
“A las motos italianas hay que saber cuidarlas”
(Estoy hasta los huevos de apretar tornillos)
“No suelo cronometrarme cuando ruedo en circuito”
(Quiero evitar el ridículo de saber que estoy a 20 segundos de los rápidos)

De lunes...

Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas;
se paró el aguacero, ahora somos flotando 2 gotas.
Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor,
Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor...
VOLAR, VOLAR!!!

"Dulce introducción al caos" - Extremoduro


http://letras.terra.com.br/conchita/955272/