Yo la sentaba en mi regazo,
enloquecía sólo a su contacto.
La he conservado en la memoria,
tal como estaba:
siempre a mi lado.
Nunca me juró su amor,
lo creía eterno yo,
y ella me sonreía y
miraba hacia el mar...
Me emborrachaba entre sus brazos;
ella nunca bebía, ni la vi llorando.
Yo hubiera muerto por su risa,
Hubiera sido su feliz esclavo.
Qué dolor sucio y traidor
me envenena el corazón:
sé que ella nunca enloqueció
y jamás perdió el control.
[...]
La mataré - Loquillo y Trogloditas
(Nunca le guardaré rencor,
por eso no pongo la canción entera)
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