viernes, 26 de agosto de 2011

Hay ocasiones...

Siempre he dicho que no ha habido un sólo día en estos tres años que no haya pensado en ti, y te prometo que es verdad.
Lo que jamás he dicho es que cada vez que pienso en ti, los recuerdos me queman desde dentro y el dolor me sorprende a mí mismo cuando miro mis puños y veo que están apretados de pura rabia, por pensar que lo mejor de mi vida fue tenerte a mi lado y que fui tan imbécil como para dejarte escapar... Nunca he contado que me muerdo el labio para devolverme a la realidad y me cuesta un mundo obligarme a pensar en otra cosa, porque necesito recordarte pero sé que cuanto más lo hago, más me duele...

Sin embargo, hay ocasiones en las que me permito recordarte sin ponerme ningún freno. A veces me permito incluso ponerme las canciones que me regalaste y en alguna ocasión hasta me he atrevido a ver el vídeo que subiste a youtube, aunque muy pocas veces he conseguido acabar de verlo entero.
Pienso en las cosas que compartimos, en las cosas que compartiría, en cómo estabas presente en los recuerdos de mi vida antes de tenerte y en cómo seguirás estándolo después de perderte... Pienso en qué te diría si pudiera llamarte, escribo cartas que jamás envío, imagino las sorpresas que me gustaría prepararte...
Y después de eso, me duermo llorando porque sé que no puedo ofrecerte nada de eso. O peor aún, me acuesto sonriendo porque me he engañado pensando que todavía me guardas en un pequeño rinconcito tu corazón y algún día volverás a mí, pero me despierto sabiendo que no es así y me paso dos o tres días sin fuerzas ni siquiera para sonreír...

Cada día que pasa me cuesta más encontrarle una razón a todo esto, un motivo para seguir caminando. Cada día me siento más atascado sin ti, porque ninguna de las cosas que antes me llenaban, me aportan hoy lo más mínimo.
¿Recuerdas que una vez te describí como una chica vestida de rojo que caminaba en dirección opuesta a una multitud de personas con trajes grises? Antes podía encontrar un mínimo consuelo al ver una sonrisa en alguna de esas personas grises, pero cada día que pasa los grises se difuminan más y sólo queda tu rojo...

Mi vida no es peor que la de cualquier otra persona.
Sé que muchos son felices con la mitad de lo que yo tengo, pero eso no me basta. Cada vez me da más asco lo que tengo alrededor, y cada vez me odio más a mí mismo por no saber valorar las cosas que tengo. Cada vez me dan más asco las cosas que me recuerdan a ti y las cosas que no se parecen a ti, y cada vez me odio más por buscarte en cada pequeño detalle del universo.

Estoy tan harto de todo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

3 años... Eso es demasiado tiempo triste.

La Pequeña Salvaje dijo...

Yo opino lo mismo que esa persona anónima. Te has estancado en el pasado; creo que estás demasiado concentrado en lo que perdiste en vez de concentrarte en lo que te queda por ganar.
Concentrarnos en lo que hemos perdido genera pesadumbre, malvivir e inmovilidad.
Concentrarnos en lo que nos queda por vivir (o ganar) genera esperanza, entusiasmo y ganas de pasar a la acción. TÚ ELIGES