jueves, 13 de septiembre de 2007

Recuperando viejas costumbres

El sano hábito de lectura, la escritura como medio de expresión (válvula de escape), la puta manía de darse cabezazos contra las paredes... Son costumbres que, si bien parecían olvidadas por una razón u otra, hoy vuelven de nuevo a mi vida.
La lectura siempre fue uno de mis vicios, relegado muy a mi pesar a un segundo plano por la falta de tiempo libre.
La escritura se vio sustituida por la perniciosa costumbre de compartir pensamientos con gente que, salvando escasas pero muy honrosas excepciones, ofrece menos respuestas que el propio folio en blanco.
En cuanto a lo de dar cabezazos en las paredes... Ah! Ese ya es otro tema...
Responde a la incomprensible necesidad de elegir batallas perdidas de antemano, perderlas, torturarte por no haberlas ganado, lograr olvidarlas y al cabo de dos días volver a combatir hasta ser derrotado de nuevo.
Debe ser algún extraño caso de adicción al fracaso: esa droga que destroza a la gente pero aún así, a algunos idiotas nos deja con ganas de repetir...
Es como una puerta. Una puerta por la que intentamos entrar una y otra vez pero que a cada intento se va haciendo más y más pequeña.
Y silencio. Silencio interrumpido únicamente por el sonido del dolor de tu propia impotencia, aplastándote por no lograr entrar... Y de fondo, una risa ensordecedora que se clava dentro de tu cabeza, una risa que parece disfrutar recordándote no sólo que nunca podrás entrar por ella, sino lo imbécil que eres por intentarlo.
¿Por qué no olvidar la puerta? Quizá sea por la maldita adicción al fracaso, quizá por la vana esperanza de conseguir entrar algún día, o tal vez por el irrefrenable deseo de seguir luchando por causas perdidas que, al fin y al cabo, siempre fueron mis favoritas...
Al fin y al cabo, entre el príncipe azul de los cuentos de hadas que, montado en su blanco corcel, va en busca de un dragón contra el que luchar y el idiota al que le gusta enfrentarse a sí mismo aún sabiendo que va a perder, ¿qué diferencia hay?
Ah sí, se me olvidaba: los cuentos de hadas tienen finales felices...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanto mas te conozco mas me sorprendes... eres genial...
Ya te lo dije el otro dia, pero sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites y quieras... y no solo para pedir consejos farmaceuticos... ;P

Anónimo dijo...

¿Sabes con lo que he decidido quedarme yo? Con el por qué el dichoso príncipe azul va en busca de ese temido dragón...Entonces, la diferencia está clara... Luchar por lo que uno quiere de verdad. Un besito.