viernes, 30 de noviembre de 2007

Haciendo de papi

Anoche fui a una cena de clase con los compis de magisterio.
La cena fue bien y, aunque pretendía irme a casa al salir del bar, me estaba riendo un montón y decidí quedarme mientras hacían el botellón.
Las risas continuaron hasta que a dos compis les dió por empezar a vomitar, entrar en estados de semi-inconsciencia... Nada grave, pero sí algo bastante sorprendente en gente de 22 años.
A partir de ahí, lo lógico: Claudio y yo, que somos socorristas y sabemos qué hacer en estos casos, tuvimos que coger las riendas de la noche y el resto ya os lo podéis imaginar (por desgracia, seguro que lo habéis vivido con algún amigo o en vuestra propia piel).
¿Y después? Acabé llevando en brazos (literalmente) a una compi hasta dejarla durmiendo en su cama: una vez más, haciendo de papi.
Aunque resulte curioso, lo peor de la noche no fue eso, sino la sensación en el pecho cuando estás ayudando a alguien y escuchas salir de su boca: "tú no, quiero que venga mi amiga"

Ya en el coche, de vuelta de dejarla en la camita, miramos el reloj: las cinco en punto de la mañana. Buf, la noche ha sido dura, así que ya nos hemos ganado ir a dormir. Además, yo pretendía estar en mi casa hace más de cuatro horas...
"Oye, ya que tenemos compradas nuestras entradas y las de éstas, ¿por qué no nos asomamos un ratillo a ver qué hay por allí?". En mi cabeza sólo está la idea de meterme en la cama calentito, pero ¿qué carajo? Creo que me lo he ganado, así que me voy pensando: "déjalo fluir".

Después de la discotequilla esa cojo la moto, vuelvo a mi pueblo, llego a mi casa y miro el reloj: las 7.25. Mi hermano, ya levantado, flipa al verme llegar a esa hora. Enciendo el monitor y sonrío al leer el correo. Termino de responder y oigo que mi madre ya se ha levantado, así que me pongo a hablar con ella hasta que se va a trabajar...
Cuando lo hace, me siento en el escritorio dispuesto a escribir este post y veo que son las 9.20 de la mañana... Bueno: pensándolo bien, mañana tengo todo el día para escribirlo, así que mejor me voy a la cama.

Frase del día: Ya en el ascensor de mi compi, los dos sólos y con ella en brazos, mientras intentaba disculparse por darme la noche: "Calla tonta. Sonríeme y todo habrá valido la pena"

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