sábado, 29 de diciembre de 2007

Redención

Puedo pasar noches en vela, ahogado en mi propia soledad.
Puedo perder las ganas de escribir, las ganas de hablar, las ganas de respirar.
Puedo estar hundido durante horas en un pozo de silencio...

Y sin embargo, vuelves y todo empieza a funcionar.

Tu presencia me rescata de mí mismo.
Haces que vuelva a querer gritar, me das alas para volar.
Una sola palabra tuya y vuelve a salir el sol...

Siempre había oído que lo mejor de las discusiones son las reconciliaciones.
Hoy puedo decir que un segundo contigo hace olvidar todo un día de silencio...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que pensar las cosas con calma y la cabeza serena. Y no apresurarse a tomar decisiones que van a cambiarte la vida, porque toda buena decisión requiere tiempo y reposo...

No pretendo tener la razón. Al fin y al cabo, es tan solo una opinión.